El tercer código de ética del yoga es ASTEYA, que significa literalmente "No-Robar". Pero la palabra "robar" va más allá de tomar cosas materiales que no son nuestras. ¿Te has puesto a pensar si te han robado o tú has robado a alguien paz, energía o tiempo?
Asteya incluye no sólo tomar algo de alguien más sin permiso, sino también usarlo para un propósito distinto al acordado, o por más tiempo de lo permitido por su propietario. ¡No abuses de la confianza de los demás! Trata a los otros como te gustaría que te trataran a ti. Asteya es una extensión del yama AHIMSA (No-Violencia), porque si cumples ahimsa, no desearás quitarle nada a los demás para no hacerles daño; sabes que hacerle daño al otro, es como hacerte daño a ti mismo.
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Este "yama" o principio ético consiste en cultivar la honestidad de pensamientos, palabras y actos. Ser totalmente honestos con nosotros mismos y los demás sin causar dolor.
Según la sabiduría ancestral, es mejor quedarse callado que expresar una verdad hiriente y cruel. Antes de dar una opinión no solicitada o criticar, es aconsejable hacer una pausa y considerar: ¿Esto es verdad? ¿Esto es necesario? ¿Esto es útil? ¿Esto es amable y bondadoso? Ser veraces es mucho más que “no decir mentiras”. Ser veraces es ante todo ser coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos. Esta es la palabra clave de satya aplicada a la moral: COHERENCIA. Practicar satya requiere que estemos abiertos a la verdad en el momento presente, cuando nos es revelada. Ninguno de nosotros experimenta un evento de la misma forma. Además, aquello que hoy consideramos verdad puede no serlo mañana; nuestra consciencia se expande constantemente. La raíz de satya, SAT, significa “ser”, “aquello que existe”, de donde satya se traduce como “lo real” y “lo verdadero”. La verdad de cada ser es aquello que no cambia. Todo lo sujeto a cambio es un "estado", no una verdad. Tampoco es algo falso, pero no es auténtico. Lo auténtico de cada persona surge de su propia esencia y se expresa en sus dones, aquello que cada ente o individuo aporta simplemente por SER. Probablemente, lo más cercano a satya sean esos momentos de quietud en los que logramos conectarnos con nuestra esencia y escuchar el silencio. “Buscad la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:32 Significa no causarle dolor o sufrimiento a ninguna criatura viviente, en pensamiento, palabra, obra y omisión. Es por esto por lo que muchos yoguis son vegetarianos.
Comprende dos partes: la primera es abstenernos de causar dolor y sufrimiento. Este punto incluye también, no apoyar cosas que promocionen violencia (como por ejemplo comprar artículos donde trabajen menores de edad o productos y acciones de empresas que dañen la ecología). Y evitar la indiferencia ante el sufrimiento de cualquier ser vivo. La segunda es la práctica activa de amor y compasión con todos los seres vivos. Ahimsa es el punto principal de los yamas y los demás se deben basar en éste. Los otros yamas y niyamas están para perfeccionarlo. La filosofía de Gandhi está basada en Ahimsa. En palabras de la Biblia, significa: trata a tu hermano como te gustaría que te trataran a ti mismo. Este es el yama más importante. No-violencia significa amar todo, decía Swami Sivananda. Por esto debemos practicar ahimsa a cuatro niveles: - Ahimsa con la tierra, protegiendo el medio ambiente. - Ahimsa con la flora, protegiendo los bosques y las selvas. - Ahimsa con los animales. - Ahimsa con el ser humano. Como lo mencionamos anteriormente, en la tradición chamánica se dice también que sólo habrá paz entre los seres humanos cuando estemos en paz con la tierra, las plantas y los animales. Para desarrollar Ahimsa es muy recomendable practicar karma yoga, proteger el medio ambiente y comer una dieta vegetariana, pero debemos empezar a practicarla con nosotros mismos (por ejemplo: evitando juzgarnos) para llegar a su nivel más elevado, el cual se da cuando amamos hasta a nuestros enemigos. Como lo decían Jesús y grandes hombres de la historia como Gandhi, el Dalai Lama y Swami Sivananda: la forma más eficaz de lograr la paz es devolver bien por mal. En los sutras de Patanjali se menciona el siddhi (el poder que adquirimos cuando perfeccionamos cada uno de estos peldaños). Esta es la manera de darnos cuenta si estamos bien en la práctica. En la presencia del yogui que está sólidamente establecido en Ahimsa, se acaban todos los conflictos. Y ésta es la respuesta del yoga a la pregunta ¿Qué puedo hacer yo por la paz del mundo? Los yamas son cinco prácticas o principios que nos permiten relacionarnos con el mundo de una manera correcta. Son reglas de conducta social muy similares a los diez mandamientos y a los ocho pasos de la tradición budista. Se usan siempre a tres niveles: físico, verbal y mental.
Los 5 Yamas son: - Ahimsa: No-violencia y compasión. - Satya: Ser totalmente honestos con nosotros mismos y los demás sin causar dolor. - Asteya: No robar ni posesiones, ni créditos, ni energía de otras personas y no malgastar recursos naturales. También ser generosos y no retener nada que no necesitemos. - Brahmacharya: Transmutar la energía sexual en energía espiritual, a través de prácticas espirituales. - Aparigraha: Evitar la ansiedad y el consumismo y vivir según el lema del yoga: "Pensamiento elevado y vida sencilla". ~ Las 8 Ramas del Yoga ~
Los ocho pasos del yoga (u ocho escalones o ramas, siendo más literal) se atribuyen tradicionalmente a Patanjali, yogui del siglo III de nuestra era, y es considerado el texto fundacional del yoga. Como en una procesión o una escalera, cada estancia del sendero prepara al cuerpo y a la mente para la iluminación. Aquí te proponemos una explicación sencilla de cada uno de los ocho senderos, comenzando por los comportamientos sociales, yama (a menudo referidos como “hacer”, o hábitos que hay que cultivar) y niyama (“no hacer”, en el sentido de una prohibición o hábitos a evitar): 1. Yama Se divide en cinco aspectos a evitar, aunque también pueden entenderse como votos: a. Ahimsa, o no violencia. No lastimar a ninguna criatura, en pensamiento ni en acto. b. Satya, o no mentir. Cultivar la honestidad de pensamiento y acto. c. Asteya, o no robar. Esto aplica tanto para cosas materiales como intangibles, como la atención de los demás sólo para satisfacer tu ego. d. Brahmacharya, que a menudo se traduce como “castidad”, pero que literalmente quiere decir “buscar a Brahma”. Quiere decir evitar la lujuria, en el sentido de relaciones sexuales superficiales que disminuyen nuestra energía. e. Aparigraha, o cultivar el desapego a las cosas materiales y buscar una vida simple. 2. Niyama Son hábitos en el trato con nosotros mismos, sobre la observancia de una disciplina interior, y al igual que Yama se dividen en cinco aspectos: a. Saucha, o pureza, que se obtiene al cultivar los cinco aspectos del Yama. Se trata de una “limpieza” energética, o como dice la frase popular, “tratar tu cuerpo como si fuera un templo”. b. Santosa, o satisfacción, pero no la de los sentidos y las pasiones, sino la que se produce a través de habitar el instante y hacernos responsables de nuestra circunstancia actual, a partir de la cual podremos desarrollarnos. c. Tapas, o austeridad. Se trata de alejar la mente, el habla y el cuerpo disciplinadamente de aquello que no aumente nuestra energía, de manera que estemos disponibles para fines espirituales más altos. d. Svadhyaya, o estudio de los textos sagrados. Puede entenderse no sólo como el estudio de los Vedas y sutras de la tradición hinduista, sino por extensión el proceso educativo que promueve la conexión con lo que sea divino para ti. e. Isvara-pranidhana, o vivir con conciencia de lo divino. Se trata de cultivar devoción hacia lo que sea divino para ti, dios(es), Buda, los ancestros, etcétera. 3. Asana Aunque en muchos estilos de yoga se habla de asanas como sinónimos de posturas, el asana del óctuple camino se refiere por extensión a la preparación del cuerpo para la meditación. En Occidente, el yoga es visto a menudo como una forma de ejercicio y acondicionamiento físico, pero en la tradición se trata de aprender a controlar la posición del cuerpo durante largos períodos para evitar que éste sea una distracción durante la meditación. Como dijo Patanjali, “asana se consigue al liberar el cuerpo y la mente de la tensión y la impaciencia y meditar en el infinito”. 4. Pranayama “Pranayama” se suele traducir como “control de la respiración” puesto que el prana, o energía vital, está íntimamente ligado a la respiración. En efecto, muchos maestros hacen hincapié en la importancia de la conciencia en la respiración, pero no como una forma de “control” sino para mantener la regulación energética del cuerpo. Al inspirar, nuestra energía sube; al expirar, baja. Cuando nos asombramos o algo nos hace felices inconscientemente metemos aire al cuerpo (“¡Ah!”), mientras que la tristeza y el abatimiento crean el efecto contrario al expirar. Más que controlar la respiración se trata de evitar que la mente se distraiga, promoviendo la concentración mediante los procesos de inspiración, retención y expiración de aire. 5. Pratyahara Este escalón puede traducirse como “retirada” de los sentidos, de modo que la atención se interiorice. Se trata de retirar gentilmente nuestra atención en todo momento de cada cosa que ocurre a nuestro alrededor, de manera que podamos reconocer la naturaleza ilusoria de toda percepción sensorial e incluso emocional e intelectual. 6. Dharana Según Patanjali, la concentración o dharana implica “reunir el pensamiento en un lugar”, a la manera en que las hojas de un libro se encuentran “concentradas” en el libro. En esta práctica fijamos la mente en algún objeto que nos ayude a meditar, que puede ser físico como una flor, un mandala o una vela, o sonoro, como los mantras. Es la concentración sin esfuerzo, reposada. 7. Dhyana La concentración o dharana produce un estado de meditación que se llama dhyana, una meditación sin objeto (que no debe confundirse con “la nada” occidental). En dhyana la distracción no es un problema, porque la concentración sin esfuerzo ha rendido frutos. No se trata únicamente de la calma de la meditación, sino de llevar esa calma con nosotros a todos los aspectos de nuestra vida, a cada momento. 8. Samadhi Es el estado último al que puede aspirarse a través del camino del yoga, pero describirlo en palabras sería un ejercicio vacío. Los maestros lo llaman “la unión con dios” y la alegría absoluta, contemplación pura y superconciencia. Aquí se han eliminado todas las oscilaciones de la mente y se descansa en aquello que es incondicionado. Fuente: https://pijamasurf.com/2016/08/introduccion_al_octuple_sendero_del_yoga_segun_patanjali |